Okay! Ayer se fue la luz. Como encontré una relación entre la hora de mi despertador –que ahora está parpadeando– y la hora real, me fui a dormir tranquilo. Puse la alarma de mi celular a la hora acostumbrada.
Dormí. Sonó, lo pospuse, sonó, lo pospuse, sonó y decidí levantarme. Me bañé. Dije: «Son las 8:40. Sí alcanzo a checar mi correo, mientras me pongo los calcetines.» Así que prendo el monitor y veo que en realidad la hora es:
7:40.
Damn. 1 hora para perder. 🙁 Pude haber dormido 1 hora más.
Good! 1 hora para bloggear, checar el correo y codificar. 🙂 (Ah, olvidaba: también para desayunar.)